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23 de mayo del 2016

Adolfo de Mingo lee su discurso de ingreso en la Academia

Adolfo de Mingo lee su discurso de ingreso en la Academia

Adolfo de Mingo reivindica la creación definitiva de una Filmoteca de Castilla-La Mancha durante su discurso de ingreso como numerario

 

  • El historiador del arte y periodista es el primer académico que escoge el cine como tema para su discurso

 

Toledo, 22 de mayo de 2016. El historiador del arte y periodista Adolfo de Mingo Lorente pronunció el pasado domingo, 22 de mayo, su discurso de ingreso como numerario en la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. En él reivindicó la creación de una Filmoteca de Castilla-La Mancha y un mayor apoyo por parte de las administraciones para creadores e investigadores del cine.

 

«Nuestra comunidad autónoma es la única de toda España que no tiene una. Llevamos veinte años, desde que se celebró el centenario del cine -el cual dio como resultado publicaciones interesantes, como el volumen colectivo ‘Cien años de cine español en Castilla-La Mancha’ (Editorial Azacanes, 1996)-, con la promesa de que pronto se creará, pero nunca llega». Según el nuevo numerario de la Real Academia, «sería estupendo que su sede fuese Albacete (donde fue creada una filmoteca local en 2001, con la previsión de que acabase abarcando toda la región), o Cuenca (que la demandaba cinco años después, en 2006), o Toledo. El lugar es lo de menos. Lo que no podemos hacer es renunciar a este centro y al mismo tiempo alardear de ser una región preocupada por la conservación de su patrimonio y de su cultura, ni tampoco engañar a los ciudadanos haciéndoles creer que una filmoteca de ámbito exclusivamente albacetense da cobertura a las cinco provincias de una región que posee un tamaño enorme, similar al de toda la República Checa».

 

De Mingo, primer numerario que ingresa en la Real Academia toledana con un discurso dedicado al cine -también fue el primero en recibir la medalla en la nueva sede de la institución, el edificio de la antigua Sindicatura de Cuentas de Castilla-La Mancha, en la Calle de la Plata, 20-, comenzó recordando que la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando posee cineastas e investigadores del cine entre sus miembros desde 1989, cuando se produjo el ingreso de Luis García Berlanga. Posteriormente, han sido académicos de San Fernando el filósofo Julián Marías (cuyo amplio recorrido como escritor y crítico cinematográfico acaba de recoger la Editorial Fórcola en un volumen titulado ‘El filósofo enamorado de Greta Garbo’) y los directores José Luis Garci (1997) y Manuel Gutiérrez Aragón (2004). El catedrático de Comunicación Audiovisual Román Gubern, académico numerario desde 2013, ha sido el último en incorporarse a esta institución. «Me gustaría añadir a todos ellos un nombre más, el del cineasta aragonés José Luis Borau, que ingresó en 2002 con un discurso titulado ‘El cine en la pintura’, un texto de referencia para quienes nos hemos interesado por las relaciones entre ambos».

 

Durante su discurso, el historiador del arte y periodista habló sobre el Toledo contemporáneo y sobre cine ambientado en el pasado. Recogió ejemplos relacionados con las distintas etapas históricas, desde la Edad Media (‘L’Uomo di Toledo’, de Eugenio Martín, 1965) hasta la actualidad (‘Purgatorio’, de Pau Teixidor, 2014, protagonizada por Oona Chaplin y ambientada en Seseña). Mencionó varias películas clásicas que obtuvieron el respaldo de la crítica y que fueron nominadas o premiadas en festivales como Berlín (‘El Lazarillo de Tormes’, de César Fernández Ardavín, 1959), Cannes (‘El buen amor’, de Francisco Regueiro, 1963) y San Sebastián (‘Del rosa... al amarillo’, Manuel Summers, 1963), todas ellas relacionadas con Toledo.

 

También realizó un recorrido por las principales localizaciones cinematográficas de la ciudad y de la provincia, comenzando por el Hospital Tavera (‘Tristana’, de Luis Buñuel, 1970) y la Catedral (‘El buen amor’; ‘El Greco’, de Luciano Salce, 1966). «Fuera de Toledo, el castillo de Guadamur y la plaza mayor de Tembleque han sido aprovechados en muchas ocasiones, especialmente para producciones históricas». De Mingo reconoció «lo mucho que desconocemos sobre los primeros años del cine en Toledo» y dedicó un breve espacio a las producciones para televisión y los documentales. También mencionó la labor realizada por cineastas talaveranos, como César Pacheco y Luis Fernández Reneo, y lamentó la reciente desaparición de la Escuela de Cine y Artes Audiovisuales de Talavera de la Reina. En este sentido, destacó la labor del instituto Alfonso X el Sabio de Toledo y su oferta curricular relacionada con el mundo de la imagen. Asimismo, recordó los principales festivales cinematográficos organizados en la provincia de Toledo en la actualidad, como el de Cine Social de Castilla-La Mancha (que dio sus primeros pasos en Torrijos) y el del Cine y la Palabra (que comenzó en La Puebla de Montalbán).

 

Durante su discurso, Adolfo de Mingo Lorente alabó la labor realizada por historiadores como Rafael del Cerro Malagón y Fernando Martínez Gil, así como la aportación que supuso la creación y desarrollo del Cineclub municipal de Toledo -uno de los más veteranos de España- gracias a Felipe Hernández Ponos. También se refirió a los ciclos y jornadas organizados por las facultades del Campus de Toledo de la Universidad de Castilla-La Mancha, entre ellas la de Humanidades, y a su Cineclub universitario, impulsado por Martínez Gil. Sus últimas palabras fueron para lamentar la desaparición de salas de exhibición de Toledo («no me estoy refiriendo solamente al Casco histórico, sino al resto de los barrios, pues los dos únicos cines de la ciudad están instalados en centros comerciales a los que solamente se puede llegar en coche») y para insistir en la creación de una institución que permita conocer mejor el panorama cinematográfico de esta provincia.

 

Tras su discurso de ingreso, el historiador del arte y periodista fue contestado por el director de la Real Academia, Jesús Carrobles.

 

La medalla número cinco de esta institución, que cumple su primer siglo de andadura en 2016, ha pertenecido al sacerdote y deán de la Catedral Ramón Guerra Cortés (1916-1917), al arquitecto Álvaro González Saz (1918-1928), al pintor Enrique Vera Sales (1929-1956), al presidente de la Diputación Julio San Román Moreno (1957), a los pintores Manuel Romero Carrión (1968-1977) y Francisco Rojas Gómez (1978-1984), al historiador del arte Juan Nicolau Castro (1985-2002) y al pintor Fernando Dorado Martín, a quien perteneció entre 2003 y su reciente renuncia como numerario.

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