LA ACADEMIA
El domingo 11 de junio de 1916 un grupo de amantes del arte y de la historia de la Ciudad Imperial creó la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, que estaría compuesta en un principio por doce Académicos Numerarios fundadores, ampliados más tarde a 21.
Su carácter oficial y tratamiento como Academia de 1ª Clase, fueron reconocidos por real orden de 29 de mayo de 1917, firmada por el Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, don José Francos Rodríguez. Por otra real orden de 22 de noviembre del mismo año se le autorizó el título de Real Academia, que podrá usar en todos los emblemas y documentos. Con tal motivo, una comisión de la Corporación fue recibida por S.M. el Rey don Alfonso XIII el día 20 de diciembre de 1917. En el transcurso de la audiencia S.M. manifestó su encendido cariño hacia Toledo y celebró que en esta Imperial Ciudad, cuna del Arte y de la Historia de España, se estableciera la primera Academia creada en su reinado, declarándose, por decisión espontánea, Académico-Protector de la misma.
Varios años después, el 9 de junio de 1923, fueron aprobados sus definitivos Estatutos por el Ministerio correspondiente, que fueron los que rigieron la vida académica hasta el año 1973, en que se vio la necesidad de adecuarlos a aquellos tiempos, acordando la Academia proponer al Ministerio, después de ser informados por el Instituto de España, las modificaciones y ampliaciones oportunas. Tales propuestas fueron aprobadas por orden ministerial de 7 de marzo de 1973 y publicadas en el Boletín Oficial del Estado el 5 de abril del mismo año.
Según sus Estatutos fundacionales, integraban la Academia un Académico-Protector -que lo era S.M. don Alfonso XIII y hoy lo es S.M. don Juan Carlos I-, veinte Académicos de Número, Académicos Honorarios -hasta un máximo de ocho- y Académicos Correspondientes, en España y en el extranjero, en número indefinido. Después de la última reforma estatutaria, los Aca¬démicos Numerarios se elevaron a veinticinco.
La finalidad de esta Real Academia, según sus Estatutos, es la de estudiar, ilustrar y divulgar el Arte y la Historia de Toledo, fomentando todas las manifestaciones artísticas y cultivando todos los campos de la cultura patria. Para ello elige sus miembros de número de entre las personas domiciliadas en Toledo, de reconocido mérito artístico o literario que hayan demostrado especial interés por los fines propios de esta Corporación. Los Correspondientes se eligen entre aquellas personas, residentes en territorio nacional o extranjero, que hayan realizado trabajos notables de Arte o relativos al estudio de la historia de Toledo y su provincia, o que reúnan méritos destacados. La Academia puede distinguir con el título de Académico honorario a las personas que por sus relevantes conoci¬mientos artísticos o literarios, o por su elevada jerarquía social, o servicios extraordinarios que hubieren prestado a esta Real Corporación, se les considere acreedores a figurar en tan prestigiosa categoría.
La Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo desarrolla su actividad publicando Memorias anuales y los trabajos de investigación más notables que realizan sus miembros, tanto Numerarios como Correspondientes. Su representación legal la ostenta el Director y el Secretario, que autentifican sus actos.
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