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Dos obreros de altos hornos y un tercer personaje, del que sólo se vé un tenso brazo, llevan sentado a un compañero que ha sufrido un accidente; éste no se puede sostener y lleva una venda en los ojos. Detrás de él una niña llora, tapándose la cara con el mandil. Al fondo, dos obreros que continúan con su trabajo, ajenos al drama. Cutanda sitúa estratégicamente algunos elementos para plasmar un paisaje industrial: estructuras metálicas entre las que se vislumbra el metal en fusión, unas placas de hierro remachadas… e introduce con la figura de la niña un elemento conmovedor para que los espectadores reflexionen sobre las duras e injustas condiciones de trabajo y el drama familiar que se avecina.

Cutanda es un pintor del Realismo, introductor y paradigma de la pintura social en España. Una reproducción del cuadro se publicó en la Revista La Ilustración Artística en 1896.

El autor, Vicente Cutanda y Toraya (1850-1925), fue uno de los máximos exponentes del realismo social en España; nació en Madrid en una familia acomodada, entró en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid entre 1868-70. Se instala en Toledo en 1880, alternando la pintura religiosa

con la de encargo y la costumbrista. Se dio a conocer en la Exposición Nacional con su obra Santa Teresa en éxtasis, ganando una beca que le permitió estudiar en Roma. La encíclica de León XIII Rerum Novarum (1891), le impresiona, interesándose por la situación de los trabajadores, especialmente los del mundo industrial. Los temas que aludían al trabajo y a las injusticias sociales tuvieron una gran acogida en las Exposiciones 

Nacionales e Internacionales, lo que le procuró gran fama, que fue sin embargo decayendo según avanzaba el siglo XX.

En 1884 llega a Toledo, obteniendo por oposición la plaza de Dibujo Artístico de la Sociedad Cooperativa de Obreros. En 1904 fue nombrado profesor de Dibujo Artístico en la Escuela Elemental de Artes de Logroño. y en 1907 de la Escuela de Artes de Toledo, donde ejerció la dirección desde 1908 a 1920.

En 1911 es elegido miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Fue fundador y académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo en 1916, a cuyo Boletín aportó tres trabajos relacionados con las iglesias de San Lorenzo, San Andrés y San Miguel el Alto. Participó activamente en la Comisión Provincial de Monumentos y en labores de restauración en la ciudad. Cultivó gran amistad con el pintor Ricardo Arredondo, al que dedicó un retrato. Falleció en Toledo el 10 de diciembre de 1925.