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04 de julio del 2016

Entrega de los Premios RABACHT

Entrega de los Premios RABACHT

El pasado día 30 tuvo lugar en la Sacristía de la Santa Iglesia Catedral Primada la entrega de los Premios RABACHT correspondientes al Curso 2015-2016, resultando premiados:

 

  • Galería de arte Cerdán, de Talavera de la Reina (Premio de Artes)
  • D. Eduardo Sánchez Butragueño (Premio de Historia)
  • D. Jesús Pino Garrobo y D. Antonio Martínez Ballesteros (Premio de Literatura)
  • Plataforma en Defensa de los ríos Tajo y Alberche (Premio de Patrimonio)
  • Catedral Primada (Premio de Rehabilitación)

 

Presidieron el acto el Excmo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo de Toledo, el Ilmo. Sr. Viceconsejero de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, el Ilmo. Sr. Presidente de la Excma. Diputación de Toledo, el Muy Ilmo. Sr. Deán de la Catedral Primada de Toledo y el Excmo. Sr. Director de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.

 

Entre las autoridades asistentes se encontraban: el Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo Auxiliar de Toledo, el Excmo. Sr. General Comandante Militar de la Plaza y Provincia de Toledo y Director del Museo del Ejército, el Excmo. Sr. General Jefe de la Zona de la Guardia Civil de Castilla-La Mancha, el Ilmo. Sr. Coronel Delegado de Defensa en Castilla-La Mancha y el Comandante segundo jefe de la Comandancia Militar de la Guardia Civil de Toledo, así como numerosos miembros del Cabildo Catedralicio.

 

Por sus interés, reproducimos las palabras pronunciadas por D. Jesús Carrobles Santos, Director de la Real Academia:

 

En defensa de la cultura

 

Hubo un momento, hace algunos años, en el que nuestro país parecía haber descubierto el enorme potencial que suponía su cultura y estaba dispuesto a aprovecharlo.

 

Durante los primeros años del siglo en el que vivimos, las grandes inversiones y el comienzo de numerosos proyectos parecían anunciar un tiempo mejor, que por desgracia nunca llegó y tan sólo aportó un mundo plagado de espectáculos excesivos y grandes e innecesarias infraestructuras, que quedaron infrautilizadas o abandonadas tras el estallido de la crisis. Su presencia cada vez más deteriorada en el corazón de muchas de nuestras ciudades, ha generado una idea de fracaso de la cultura que, creemos, no es del todo justa.

 

Para ver de dónde arranca la situación, nada mejor que analizar conceptos y rastrear en ellos el origen de alguno de nuestros problemas. Según la UNESCO, la cultura es el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Incluye además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias.

 

Es evidente, por lo tanto, que la cultura es mucho más que un espectáculo y que cuenta con aspectos importantes y destacados que no suelen ser tenidos en cuenta, a pesar de configurar el marco de relaciones que nos definen y nos diferencian en un mundo cada vez más global.

 

De hecho, cuando falla la cultura nos encontramos ante la barbarie, la fiereza y la crueldad. Su importancia es fundamental para permitir la existencia de una sociedad democrática avanzada en la que siempre es más importante saber que tener. Sólo en ella se puede asegurar la convivencia y el pleno desarrollo de los individuos que la integran.

 

Para avanzar y ver la verdadera importancia del tema que nos ocupa, volvamos al campo de las definiciones. Los hechos materiales e inmateriales surgidos de la práctica cultural constituyen el Patrimonio, que tiene un enorme valor simbólico por su capacidad para representar las comunidades en las que vivimos. En un marco tan monumental y destacado como es esta impresionante Sacristía, es fácil comprender el valor especial que adquieren este tipo de bienes. De hecho, los toledanos, reconocemos en estos muros algo más que yesos, piedras, lienzos y colores al óleo. En ellos vemos un verdadero corazón simbólico que vincula a los vecinos del pasado con los del presente y nos liga a los del futuro.

 

De esta realidad se desprende que, en la misma medida que sin cultura nos enfrentamos a la barbarie, sin Patrimonio cultural lo hacemos a la peligrosa pérdida de identidad.

 

Estos valores tan importantes de la Cultura y el Patrimonio, fueron reconocidos por nuestra Constitución en el mismo nivel que la economía, en un sabio ejercicio en el que las rentabilidades no se expresan en cifras sino en resultados.

 

En todo caso y dando por asumido que no hay país sin cultura nacional o región, provincia o pueblo sin proyecto de identidad, es preciso decir una y mil veces que su rentabilidad, incluso material, está más que demostrada por lo que aporta a través de actividades como el turismo o el desarrollo de las industrias culturales y creativas. Además y frente a otras actividades consideradas más lucrativas que luego no lo son por las costosas inversiones que requieren, nos encontramos ante realidades que no admiten la deslocalización y emplean a una población joven y plenamente formada que es, por desgracia, la que sufre mayores problemas laborales en nuestro país.

 

Pues bien, a pesar de las bondades que acabamos de relatar, desde el comienzo de la crisis todas estas consideraciones y realidades no han servido para que el sector cultural se convierta en referencia de progreso y modernización social. Los recortes se han cebado en este campo y sólo en Castilla-La Mancha, entre los años 2009 y 2013, ultimo del que tenemos datos, se produjo una reducción de las partidas destinadas a cultura del 63%, hasta el punto de representar al final del periodo sólo el 0,39% del gasto líquido realizado. Una cantidad muy por debajo de la registrada en otras regiones como el 1% del País Vasco o el 0,88% de Extremadura que, a pesar de contar con sus propias dificultades, siempre ha defendido su oferta cultural como seña de identidad, de generación de riqueza y cohesión social.

 

En porcentaje del PIB, Castilla-La Mancha invirtió en cultura unas cantidades que pasaron del 0,28% en 2009 al 0,07% en 2013, con un gasto estimado por habitante que disminuyó de los 48,9 a los 13,2 euros. Una cifra sólo superior a las estimadas para las Islas Baleares o la Comunidad de Madrid, que son regiones que cuentan con un pujante sector privado, capaz de generar buena parte de la actividad cultural que disfrutan sus gentes.

 

Los resultados son evidentes y las consecuencias también. Para demostrarlo les sugiero que analicen las valoraciones que ofrecen observatorios culturales prestigiosos como es el que elabora semestralmente la Fundación Contemporánea, que viene dando unas pésimas valoraciones del gasto cultural, o de la capacidad de innovación, interés e impacto de las actividades que se han programado en los últimos años en nuestro entorno, con alguna que otra señalada y puntual excepción.

 

Este escenario regional adquiere aún mayor dramatismo si consideramos que sus carencias no han podido ser paliadas por otras administraciones que han llevado a cabo sus propios procesos de reducción y han propiciado la desaparición del necesario Ministerio de Cultura o de valiosas iniciativas locales. A ello se debe la práctica eliminación de las ayudas para instituciones como la nuestra, que configuran el tejido civil que hace rica, crítica y variada a una sociedad.

 

Llegados a este punto se hace más necesario que nunca trabajar para recuperar espacios y protagonismos para la cultura, necesarios para construir un futuro mejor, más solidario y sobre todo cohesionado, que es el único que puede garantizar el mantenimiento de nuestra sociedad del conocimiento, basada en el respeto y la diversidad.

 

Para que esto sea así, contamos con diferentes herramientas e instituciones, incluidas las Reales Academias que algunos consideran como una referencia de pasado y son, en realidad, un magnífico laboratorio de ideas para el futuro. Su papel es fundamental en sociedades como la nuestra, caracterizadas por la transitoriedad, el corto plazo y la frecuente defensa de intereses corporativos.

 

La de Toledo, nuestra querida Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas, lo viene haciendo desde hace 100 años, en un ejemplo de lo que supone el compromiso desinteresado de sus responsables con la ciudad y su provincia, que ha dado importantes resultados a la hora de configurar la realidad pujante que todos conocemos.

 

Para asegurar esta relación es necesario que las Reales Academias realicemos un esfuerzo destinado a evitar caer en el estancamiento y perder el tren que nos lleva a los nuevos tiempos. De lo contrario y utilizando las palabras del exdirector de la Real Academia de San Fernando, Antonio Bonet, estaremos condenados al ostracismo, al vacío social y, por lo tanto, al olvido.

 

Esta necesaria actualización va ligada al desarrollo de nuevas fórmulas de participación social y de ejemplificación, que son las que hoy nos convocan, al dotar de sentido a unos premios destinados a reconocer el trabajo de los mejores en el ámbito cultural toledano, con el fin de ofrecerlos como referencia a una sociedad que busca modelos con los que actuar.

 

Con ellos queremos mostrar que, a pesar de las carencias y las dificultades, hay gentes e instituciones en nuestro entorno que siguen trabajando por la cultura y ofrecen lo mejor que tienen en beneficio de todos, muy pocas veces del suyo.

 

Es, sin la menor duda, el caso de la Santa Iglesia Catedral Primada que hoy nos acoge, que se ha convertido, por el empuje del Sr. Arzobispo, de su Deán y de la totalidad del Cabildo, en un magnífico ejemplo de renovación, a pesar de contar con pocas ayudas públicas y privadas. Su empuje ha servido para obtener los magníficos resultados que ahora podemos contemplar y que han sido bien valorados por la sociedad, hasta el punto de dejar en evidencia la inmovilidad practicada por otras instituciones que aún esperan el momento de iniciar el necesario proceso de renovación de su oferta patrimonial.

 

La restauración de la Sacristía, de su antiguo Tesoro, la creación de una nueva y moderna pinacoteca, la ampliación del área de visita con el patio del Tesorero como referencia, la restauración de sus excepcionales órganos y de la gran custodia de Arfe o la apertura del impresionante Museo de Textiles, que implicó la rehabilitación del antiguo Colegio de Infantes, son algunos de los resultados conseguidos que hoy, humildemente, queremos reconocer y agradecer. Gracias D. Braulio, D. Ángel, D Juan y resto de miembros del Cabildo por hacerlo posible. Su labor ha sido fundamental para ofrecer una nueva imagen de Toledo que tanto nos hacía falta.

 

Además de la catedral, hay otros toledanos que han dado lo mejor de sí mismos para mejorar el entorno en el que viven. Entre ellos queremos destacar el excepcional trabajo realizado por Eduardo Sánchez Butragueño, responsable del blog y proyecto editorial Toledo Olvidado e indudable animador de la vida cultural toledana en los últimos años. Su trabajo de recuperación de la imagen fotográfica de Toledo, ha servido para generar una verdadera pasión en su gente por los rincones de la ciudad y la memoria que acumulan. De hecho y gracias a las numerosas fotografías que nos ha descubierto, han sido muchos los que se han aficionado a la Historia y han encontrado un mundo que ignoraban y parecía distante cuando no completamente perdido.

 

Hoy podemos decir que en la Historia de la fotografía de Toledo hay un antes y un después a partir del momento en el que Eduardo inició su blog. Una realidad evidente que merece nuestro más absoluto reconocimiento, así como nuestro ánimo para que siga encontrando esas joyas que todos esperamos y siempre nos sorprenden.

 

El siguiente de los ejemplos al que vamos a hacer referencia es el que tiene que ver con la promoción del arte a través del premio concedido a la Galería Cerdán de Talavera de la Reina. Su excepcional ejemplo sirve para recordar que la cultura no es un asunto necesariamente público ni de pasado, sino un compromiso de todos que surge en el presente y se proyecta hacia el futuro. Su labor es fundamental por permitir la existencia de una importante comunidad de artistas que necesitan una red de acogida, de cariño y de comercialización, para crear y crecer. En este sentido, las salas de exposiciones privadas son las células básicas del sistema y saben como nadie lo que ha significado la crisis y la pérdida de vitalidad que ha sufrido nuestra sociedad civil en poco tiempo.

 

Pues bien, en este panorama, el ejemplo de Manuel Cerdán nos sirve de consuelo y sobre todo de modelo, al ofrecernos un ejemplo del empeño que aún ponen algunas personas para defender lo que es de todos. Gracias Manuel por transitar y mostrar ese camino a los demás, que no te ha hecho rico pero, al menos, te ha hecho querido por muchos. No es poco.

 

Vayamos ahora al premio de literatura con el que esta Real Academia quiere reconocer dos trayectorias que muestran el mismo grado de compromiso y empuje que caracteriza al resto de nuestros premiados. Los reconocidos son Antonio Martínez Ballesteros que no puede acompañarnos en este acto y el poeta toledano Jesús Pino Garrobo, que ha conseguido algo enormemente complicado en el mundo materialista en el que vivimos. Me refiero a que la poesía no muera en Toledo o quede relegada a cenáculos más o menos elitistas y ocultos. Su trabajo como poeta y editor, su colaboración con el Círculo de Arte San Vicente o el esfuerzo que realiza para mantener la publicación de la magnífica revista poética Hermes, son un magnífico ejemplo de lo que un trabajo puntual, bien hecho, puede suponer para una ciudad como Toledo que, no conviene olvidar, ha sido el escenario en el que se han creado algunas de las mejores poesías en lengua castellana, hoy disfrutadas en todo el mundo. El empeño de Jesús muestra que no todo es economía y materialidad y que nuestras gentes cuentan con anhelos y necesidades que algunos no consideran por el simple hecho de no practicarlos o conocerlos. Gracias por lo tanto por ese esfuerzo que los miembros de esta Real Academia toledana valoramos y queremos distinguir.

 

El último de los premios es el dedicado a reconocer el trabajo realizado en la protección de nuestro Patrimonio cultural y que este año ha recaído en la Plataforma en Defensa de los ríos Tajo y Alberche con sede en Talavera de la Reina, convertida en referencia de lo que la sociedad civil puede conseguir y debe liderar. Su reivindicación del curso fluvial como factor económico, social y cultural, constituye un magnífico ejemplo de valoración de los distintos bienes que configuran nuestro Patrimonio cultural, al menos desde los años 70 del pasado siglo, en que dejamos de hablar de monumentos y sitios históricos o artísticos, para hacerlo de paisajes y espacios de vida.

 

La defensa de los valores culturales del Tajo es uno de los principales retos que tiene nuestra sociedad. Su consecución no está ni mucho menos garantizada y es por ello por lo que reconocemos pero también animamos a los miembros de la Plataforma, para que sigan trabajando en beneficio de todos. A sus responsables, hoy representados en este acto por Miguel Méndez, les debemos, ni más ni menos, que el Tajo no haya caído en el olvido ni en la resignación, y todo ello en un lugar en el que el desaliento suele cundir con demasiada rapidez. Mil gracias por ello y ánimo para seguir liderando una reivindicación justa y necesaria, en la que siempre se podrá contar con esta Real Academia.

 

Es el momento de finalizar. Ya conocen los premiados y los motivos, ahora sólo me queda decir que viendo el empeño puesto por tantas y destacadas personas e instituciones, nada está perdido en el mundo de la cultura de Toledo y de Castilla-La Mancha. Más bien podríamos decir que debemos ser optimistas.

 

El futuro nos espera a todos y, además y lo que es más importante, está por escribir. De nosotros depende.

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