Humedades en la Mezquita del Cristo de la Luz
Esta Real Academia ha aprobado la siguiente moción, que ha sido remitida a la Consejería de Educación, Ciencia y Cultura y a la Asociación de Amigos del Toledo Islámico:
La aparición de humedades en la fachada de la mezquita del Cristo de la Luz, aconseja que la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo denuncie tal hecho a la Consejería de Cultura para que se repare este defecto que puede deteriorar las fábricas de ladrillo de tan importante edificio toledano.
El problema ha surgido por la ejecución de la cubierta que ahora tiene la mezquita, en sustitución del tejado que anteriormente tuvo, lo que nos lleva a recordar el enfrentamiento mantenido, hace años, por esta Real Institución con el autor de las obras de restauración de la citada mezquita.
Esta circunstancia podrá corregirse instalando un goterón, posiblemente metálico, para que las aguas de lluvia que caigan en la cubierta actual viertan al exterior en vez de escurrir por las fachadas, humedeciéndolas de un modo preocupante, de acuerdo con lo observado en la obra y recogido en las fotografías que se adjuntan con el subsiguiente peligro que ello puede suponer para la estabilidad de las fachadas.
Este goterón implicará la introducción de un elemento ajeno por completo a la edificación original, que se hubiera evitado si la Consejería de Cultura hubiese aceptado la propuesta académica de mantener el tejado en lugar de la «original» cubierta de ladrillo que, finalmente, se construyó.
El arquitecto restaurador desmontó la cubierta de teja que existía, desde quizá siglos antes, para sustituirla por otra, ejecutada también en teja, aunque de menor pendiente, que no podía realizarse, como demostró la Real Academia, porque su ejecución obligaría a romper las cubiertas internas de las bovedillas con arcaturas que conforman el techo del cuerpo cuadrado de la edificación. Ante tal evidencia, la obra fue paralizada en septiembre del 2001, quedando destejada la obra, como se aprecia en las fotografías que publicó la prensa de ese tiempo.
El arquitecto responsable redactó un nuevo proyecto el año siguiente, donde el interés fundamental del mismo era dejar vistos los huecos de iluminación y ventilación de la bovedilla central, lo que obligaba a rebajar el arranque de la cubierta, dando una pendiente incompatible con el cerramiento de teja árabe.
Antes de tomar esa decisión debió de darse cuenta de la complejidad estructural del edificio por las diferentes épocas constructivas del mismo, pero no lo hizo. Con la mezquita destejada resultaba evidente que el cuerpo cuadrado se cubrió inicialmente con una cubierta plana donde se abrieron huecos para ejecutar las arcaturas interiores de las bovedillas.
Como esta obra no tenía capacidad para soportar el agua de lluvia, se colocó un tejado sobre estructura de madera que tapaba, por necesidad de darle una pendiente adecuada, los lucernarios de la bovedilla central.
Por ello ejecutó una cubierta muy plana, de ladrillo, rematada en la cornisa sin el goterón correspondiente y, como consecuencia de este defecto constructivo, cuando llueve, el agua escurre por las fachadas, manteniéndose la humedad, en la orientada hacia el norte, durante muchos meses del año. Siendo ésta la más rica en arcaturas de todo el edificio, mantener indefinidamente esta situación podría dar origen al desprendimiento de las piezas cerámicas que constituyen la ornamentación de la misma, problema que puede evitarse si se actúa a tiempo, razón por lo que se hace este ruego a la Consejería de Cultura.

La Mezquita sin su cubierta de teja
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