«Dios, fuente de inspiración del Quijote; la Biblia, modelo de estructura organizativa del Quijote; y Catalina de Salazar y Palacios, amor del famoso Manco y su fuente de inspiración humana, forman parte de Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra».
La Biblia,– traducida a 450 lenguas de forma completa y más de 2000 de forma parcial, cuyo autor es el Señor Dios majestuoso y poderoso, es parte de Don Quijote de la Mancha (1605 & 1615),-traducido 1.140 veces a unas 190 lenguas y dialectos,-de la brillante pluma de Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), héroe de la Batalla de Lepanto (1571), ejemplar esclavo en Argel (1575-1580), y permanente leyente de las verdaderas riquezas del Viejo y Nuevo Testamento, para quien Jesucristo fue «Dios y hombre verdadero» (Quijote, II-XXVII), y cuyo deseo se hizo realidad: «a mí se me trasluce que no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzca» (Q, III-II).
Don Quijote se compone de 181.104 palabras, de las cuales 22.939 son distintas entre sí, y la infinita sabiduría de la Palabra de Dios dejó huellas en el alma de Miguel, quien amó a Dios y la Biblia, guía de su vida, llamó 3 veces la Biblia en el «Prólogo» de la I parte de Quijote «la Divina Escritura», hizo auténtica gala de sus vastos conocimientos bíblicos a lo largo de sus obras, aludió a 30 personajes bíblicos, trató de 300 referencias a la Biblia, e incluyó un sinfín de alusiones y reminiscencias de la Sagrada Escritura.
La Biblia, el Libro de los libros, cuyo principal autor es Dios, y el Quijote, joya humana de una magnitud incalculable, ambos libros de variadas lecturas,- sobre la verdad absoluta y la existencia innegable de Dios, el papel superlativo de Dios en el pensamiento y la vida del ser humano, la comunicación directa e indirecta entre Dios y el hombre, y la trascendencia de la vida divina en el corazón humano,- aman a la Humanidad y nos hablan al corazón.
Sin embargo, no es mi meta de comparar la Biblia y el Quijote porque el hombre jamás puede igualarse a Dios, la Biblia es incomparable, inmejorable e insuperable, y Dios lo proclama claramente de esta manera: «Yo soy el primero y el último, fuera de mí, no hay ningún Dios. ¿Quién como yo? Que se levante y hable. Que lo anuncie y argumente contra mí» (Isaías, 44: 7).
Incluso Miguel crítica la comparación entre lo humano y lo divino así: «ni tiene para qué predicar a ninguno, mezclando lo humano con lo divino, que es un género de mezcla de quien no se ha de vestir ningún cristiano entendimiento. Sólo tiene que aprovecharse de la imitación en lo que fuere escribiendo, que cuanto ella fuere más perfecta, tanto mejor será lo que se escribiere» (Q, I-«Prólogo»).
Aun quiero hacer especial hincapié, inter alia, en que el tesoro precioso de la Biblia y el tesoro preciado del Quijote, obras de inestimable valor para la Humanidad, se preocupan por la ética, la moral y la religión en el comportamiento del ser humano, por eso viene aquí como anillo al dedo la frase: ¿dónde está tu tesoro allí está tu corazón?
El pensamiento y las palabras de Cervantes, en todas sus obras, están influenciadas por Dios a través del Espíritu Santo, pese a que algunos “académicos de excelencia” rechazan completamente su conocimiento de la Biblia, pero siguen preguntando sin dar en el blanco: ¿cómo acercarse al Quijote?; ¿qué hacer y por dónde empezar?; ¿cuáles son los consejos para leer el Quijote?; ¿cuál es el reto de leerlo?; ¿por qué es tan difícil comprenderlo?; y ¿cómo leer el Quijote?
La respuesta es muy sencilla-, pero es fundamental dejar de lado todos los mitos, las fantasías, y las hipocresías,- es decir, antes de acercarse al Quijote, a las obras de Cervantes, y a las de los genios de la literatura del Siglo de Oro español, hay que leer, primero e ineludiblemente, la Biblia, y seguidamente adquirir el conocimiento sólido del origen de la literatura española hasta la divulgación de la obra cumbre de la literatura mundial el Quijote (1605 & 1615).
Este es el único camino infalible o la única llave de oro a leer y comprender con facilidad a Cervantes, el Quijote, y la mejor literatura en el mundo, que es la literatura española-, ejemplar, majestuosa y superior a todas, en esencial, la del Siglo de Oro-, encabezada por la genial novela del insigne líder de la literatura universal, Miguel, amante de los libros, quien siempre leyó, enseñó y amó la Sagrada Escritura, por excelencia, y con la cual se identificó durante su trayectoria vital en todo momento.
Cervantes conoce por completo el valor de la Biblia, habla de la verdad en la Sagrada Escritura, aconseja leerla: «si… quisiere leer libros de hazañas y de caballerías, lea en la Sacra Escritura el «Libro de los Jueces», y allí hallara verdades grandiosas y hechos tan verdaderos como valientes» (Q, I-XLIX), confiesa que «la Santa Escritura… no puede faltar un átomo en la verdad» (Q, II-I), y eterniza su conocimiento bíblico y la grandeza del amor de Dios en sus obras.
A ciencia cierta, Miguel amó la Biblia, libro de la historia del mundo, de poesía, y de sabiduría, cuyos, sirva de ejemplo: «Salmos», «Proverbios» y el «Cantar de los Cantares» son sublimes, pese a que algunos «académicos de excelencia» dejaron en el tintero su conocimiento de la Sagrada Escritura sin ninguna razón de peso manifestada en las obras maestras del genio de la literatura universal.
Al lado de ello, debo agregar que el benemérito historiador José Luis Abellán García-González afirma que «El Quijote es la Biblia española» (Visiones del Quijote, 130), el meritorio profesor Alfonso Ropero Berzosa escribe que es la «Biblia de la literatura universal, que se ilumina con la Biblia cristiana, de donde Cervantes extrae la idea de justicia y libertad tan humana y tan divina» (El Quijote y la Biblia, 10), el extraordinario historiador Sabino de Diego Romero, Presidente de la Sociedad Cervantina de Esquivias, dice de Catalina,- en su magnífica obra: Catalina, fuente de inspiración de Cervantes (Punto Rojo, 2015)-, por boca de Don Quijote, «porque la sangre se hereda, y la virtud se aquista, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale» (Catalina…, 242), y el excelente escritor Eduardo Aguirre Romero declara con mayor precisión que «en estos tiempos inciertos, Miguel de Cervantes tiene aún mucha luz que ofrecernos» («Si Cervantes levantara la cabeza», Diario de León, 27-III-2022).
Por lo tanto, surgen las preguntas; ¿debemos leer la Biblia y el Quijote obligatoriamente en las universidades y en las escuelas? ¿Cuáles son las razones de leer dichas obras? La respuesta es sí, ya que la Biblia, sabiduría de Dios, y el Quijote, sabiduría humana, son mis lecturas diarias por la belleza, la cruz, la maravilla, el poder, la sabiduría, la verdad, y las virtudes, entre muchos.
En realidad, el espíritu de ambas obras atraviesa el alma como la espada aguda de dos filos o la espada de Aquiles de Troya, y ambas obras son para el pueblo, hablan del amor y desamor, del bien y del mal, de lo hermoso y de lo noble, se preocupan por la humanidad, penetran nuestros corazones del hombre, y nos enseñan a amarnos unos a otros y convertirnos en mejores personas.
La Biblia, el maravillosísimo libro, puede ser leído todos los días, sólo necesita 11″ 59′, y si la comienza el 1 de enero, la terminará el 31 de diciembre en ese mismo año o le recomiendo escuchar la Biblia publicada por la Universidad de Navarra en formato audiolibro. El Quijote, la Biblia de la Humanidad, puede leer diariamente, sólo necesita 4″ 43′, y si lo empieza el 1 enero, también lo concluirá el 31 de diciembre en este mismo año o puede escucharlo en la Cadena SER.
No se arrepentirá de leer día tras día la gloriosa Biblia y el ingenioso hidalgo don Quijote, siempre descubrirá algo nuevo, se alimentará de la sabiduría de Dios y de la sabiduría del famoso Manco de Lepanto, y se le brindarán infinitos beneficios. ¡Lean cada día la Biblia y Don Quijote de la Mancha!
«Laus in Excelsis Deo»,
Krzysztof Sliwa
Bibliografía
Abellán García-González, José Luis. Visiones del Quijote, en Álvaro Armero Alcántara, Sevilla, Editorial Renacimiento, 2005
Biblia de Navarra. Pamplona, Universidad de Navarra, 2004.
De Diego Romero, Sabino. Catalina, fuente de inspiración de Cervantes. Sevilla, Punto Rojo, 2015.
Aguirre Romero, Eduardo. «Si Cervantes levantara la cabeza», Diario de León, 27 de marzo de 2022.
Monroy Martínez, Juan Antonio. El Quijote y La Biblia. Madrid, Editorial Clie, 2016.
Nueva Biblia de Jerusalén. Bilbao, Editorial Desclée De Brouwer, 1998.